Tuesday, 23 December 2014

1 Corintios 15:55-57



Basado en el Sermón de Charles Spurgeon, “Pensamientos de la Última Batalla”

Vemos en TV en las noticias, al menos aquí en USA, todos los días a hijos que matan a sus padres, o a sus abuelos, hombres que matan a su familia, robos, adulterios por ende divorcios etc. Todo esto lo definimos como maldad. Pero, ¿Cómo conoce mi corazón que es maldad o bondad? ¿Quién puso esta ley moral en mi conciencia para poder tener cierto concepto de justicia? ¿Por qué existen las leyes morales en las naciones como la prohibición de robar? Te llevaré a una presentación basada en el sermón de Charles Spurgeon, donde te muestra claramente los conceptos de maldad, justicia, culpabilidad, sentencia, salvación. En este tiempo en que celebramos la Primera Venida de Jesús, es bueno saber y meditar por qué celebramos esta Venida. El versículo a analizar es 1 Corinitios 15:55-57. Este versículo nos ofrece esperanza y luz.

1 corintios 15:55-57, “ ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?  ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.”
 Es imposible para el ser humano vivir sin pecado. Por ejemplo, cuando el mandamiento o ley dice, “ no codiciarás”, esto no se refiere solamente al acto de codiciar, sino aún al pensamiento de codiciar.  Por ejemplo, la ley dice, “no cometerás adulterio”, pero el Señor Jesús dijo, que cualquiera que mire a una mujer u hombre con codicia ha cometido ya el pecado de adulterio. Por lo tanto, no es meramente el acto, o el hecho, sino la mera imaginación que es pecado. Tus mismos pensamientos, los hechos internos de la mente, estos son crímenes – los pensamientos son culpables de maldad.

¿Cómo conozco qué es maldad? A través de la ley (mandamientos) de Dios, la cual es una ley espiritual,  conozco que es maldad. Todo lo que va en contra de la ley divina y la infringe es maldad (1 Juan 3:4). Por eso sé que robar no es bueno. Está escrito en mi conciencia.

 En contra de esta  ley que está escrita en nuestras conciencias, el corazón humano lucha y se  rebela. Pues,el pecado produce placer, pero este placer es solo momentario, luego te déjà vacío de nuevo. Y el vacío te lleva a buscar otro placer pecaminoso. Y nos hacemos esclavos del pecado. Y en este tipo de esclavitud todos estamos o hemos estado. Pues,  la Biblia declara que todos hemos pecado, y aún más que no hay ninguno que sea bueno. Con el solo hecho de transpasar uno de los mandamientos del Señor nos hace malvados y ruines, porque Dios es inmensamente Santo y perfecto. No hay para Sus ojos pecados pequeños o grandes. Pecado para Dios es pecado y punto.
 Nuestra conciencia nos acusa diariamente y aún nos gustaría sacar algunas de las páginas de la Biblia para hacernos sentir mejor. Hay un actor famoso que hace esto, cada vez que va a un hotel, hace tira la página de la Biblia en donde sale Levítico 18:22.

Ahora ¿Cómo me salvo de esta miseria? Y soy sincera en decirlo, es una miseria vivir así. ¿Piensas que puedes ser salvo por tus buenas obras o actos de justicia y bondad?
Si cualquiera de vosotros quiere ser salvo por sus buenas obras, recuerda que un sólo pecado en tu vida, ya sean mentiras piadosas u odio a alguna persona que te haya ofendido o te haya dado mal trato, o un pensamiento de lascivia,  arruinará tu completa rectitud y justicia delante de Dios. Un pequeño polvo de la tierra arruinará la hermosura de la perfecta justicia que Dios require de tus manos. Y la Biblia nos enseña, que cometer maldad no es solamente el acto de pecar, sino también incluye los pensamientos pecaminosos. Osea, las cosas que pensamos en la mente que son en contra de la ley de Dios.

Para poder ser salvos por la ley o mandamientos, o las buenas obras, el hombre tiene que ser tan santo como los ángeles del cielo, tiene que ser tan  santo e inmaculado como lo es Jesús. Porque la ley requiere perfección y nada más. Y Dios te dirá, “Si no has podido cumplir las demandas de mi ley en una coma en una tilde, condenado eres, por lo tanto debes morir.” Entonces, nos decimos ¿Habrá alguien que sea realmente recto, justo y santo? La repuesta es, Sí. ¡Gracias sea a Dios por nuestro Señor Jesucristo, que vivió una vida perfecta y santa y que a través de Su sangre y justicia nos da la Victoria!

De Nuevo, digo como énfasis, la ley  no remite un centavo de la deuda que tenemos con Dios. La ley dice, “pecado consecuencia muerte; transgression consecuencia castigo; pecado consecuencia infierno.” Todos estos(el pecado, la muerte, el castigo, el infierno) están ligados. Por lo tanto, por cuanto agredí la ley de Dios, aunque sea en un punto y en una tilde o coma o en el pensamiento, la  Justicia Divina dice, “La misericordia tiene su propio palacio, pero yo no tengo nada que ver con el perdón aquí; la misericordia le pertenece a Jesús.” ¿Puedes encontrar a un subtituto para ti mismo? ¿ Hay alguien que pague por ti la fianza de este castigo que la Justicia demanda?"

La Justicia de Dios es rígida e inmovible, tiene escalas de pesas, nunca cambia, dice, ¡tráeme la sangre, tráeme el precio a pagar y dice!, ¡pecador , morirás!
¿Puedes por tu propia fuerza quitar el aguijón de la muerte? ¿Puedes por tu propia fuerza salvarte de la condenación de la muerte pronunciada por la Justicia divina que es perfecta y rígida? ¿Puedes triunfar sobre el pecado con  tus propias fuerzas? ¿Cuál es tu respuesta?
¡Gracias sea a Dios que nos ha dado a un Campeón, a Uno que fue victorioso sobre la tentación y el pecado, a Uno que cumplió la ley perfectamente, el cual nos da la victoria! ¡Gracias sea a Dios por Jesucristo Su Hijo, que vino a morir en mi lugar debido a la demanda que la Justicia divina pone sobre mi vida y con Sus méritos y Su sangre preciosa pagó la fianza y la condena de muerte en contra mí! Cristo se hizo maldito en la cruz por mí. Llevó mi maldición, la pena de muerte. Satisfizo la ley de Dios completamente en mi lugar.Y ya no vivo bajo la condenación de la ley, sino bajo el poder de Su gracia.

Cristo dice a la ley, ¡Ley, ten mi vida, encuentra en mí falta, soy el substituto del pecador!, ¿No he guardado todos tus mandamientos? ¡Nunca he violado la ley!
 Y el Señor te dice, a ti pecador, ¡Ven aquí mi amado!, y luego Jesús clama a la Justicia, “encuentra falta en este hombre, pues he puesto sobre él un manto de justicia, he lavado a este hombre en Mi sangre, lo he limpiado de Su pecado. Todo el pasado quedó atrás, se fue. Y en cuanto al futuro, he asegurado su santificación; en cuanto al castigo, lo he llevado yo mismo, he llevado lo que este hombre debería haber sufrido, he aguantado las agonías que este hombre debería haber llevado.
- Justicia- dice el Señor,
¿No te he satisfecho? ¿No fue mi expiación(redención)completa que no hay ahora necesidad que este hombre muera ya que  su deuda fue exhonerada y su culpa expiada? ¿No cumplí Yo la perfecta Justicia divina para que  este pobre hombre, una vez condenado, pueda ser su espíritu ahora justificado? ¡Sí!, dice la Justicia, he sido bien satisfecha, porque en el lugar del pecador un justo sin mancha, Jesús, murió.

Ahora, cuando pases por las Puertas de Esplendor, en otras palabras cuando venga el tiempo de pasar de esta vida a la vida eterna, si has confiado en el sacrificio de expiación de Jesús, con mucho denuedo y valentía puedes decir mientras pases por la esfera eterna, ¿Quién condenará a los escogidos de Dios? Y una voz dirá, “No Cristo porque murió por ti, tampoco Dios Padre, porque te ha justificado.” Y  diremos, ¡Oh, sepultura! ¿ Dónde está tu victoria? ¡Oh, muerte!, ¿Dónde está tu aguijón? ¡Gracias sea a Dios, que nos dió la Victoria a través de Jesucristo nuestro Señor! (1 Corintios 15:55-57)

Wednesday, 17 December 2014

La Ley de Dios, Necesaria en la Convicción de Pecados

Amigo Cristiano,

No voy a sobar el oído a nadie con esto, pero mi tono es de gentileza. ¿Por qué cuando predicamos dejamos fuera la ley de Dios?. ¿Por qué no predicamos del todo?

He escuchado mucho acerca de solamente decir, “Dios te ama”, cuando evangelizamos y pensamos que esto es evangelización. Al oído de un no convertido esto suena vacío.

Otros han dicho (incluyéndome), "con mi vida testifico el Evangelio, sin palabras." Aunque nuestra conducta debe reflejar nuestras creencias no debemos ignorar y hacer en vano lo que la Biblia dice, “ porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo. ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: !!Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas! Y aún más la Biblia agrega, “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10)

Otros han dicho (incluyéndome), "voy a esperar que el Espíritu Santo toque el corazón de la persona sin predicar." No olvides que la vida es como una flor que se desvanece. La persona a quien debes predicar, su vida es valiosa y efímera, debes recordar que puede morir el próximo segundo. Que su sangre no este sobre tu cabeza, aún el apóstol Pablo consideraba esto ve lo que dice en Hechos 18;6 y 20:26.
Otros han dicho (incluyéndome), “no hay que predicar incluyendo la ley, pues esto es ser fariseo, legalista y religioso.” ¡Queridos amigos! La ley de Dios no fue dada en vano y es un ayo para llevarnos a Cristo (Gál.3:24).

 Recuerda el Sermón del Monte como Nuestro Señor nos explica la ley de Dios y nos hace saber que el cumplirla no es de apariencia sino debe ser obedecida en el corazón, el lugar que solamente Dios ve. Y esto es un hecho imposible para el hombre natural. Es por eso, que necesitamos de un Salvador y nacer de nuevo. El Sermón del Monte nos muestra la inmensa necesidad que tenemos de Dios. El próposito de la ley es dar a conocer que somos pecadores (Romanos 3:20) y por ende el Espíritu de Dios la usa para darnos a conocer que necesitamos de un Salvador. O sino el Señor no la hubiese predicado. A través de la ley somos conscientes de nuestros pecados. Y valga la redundancia, la ley nos muestra la inmensidad de nuestra necesidad de Dios. Osea, nos muestra la inmensidad del problema de nuestro corazón. La maravillosa noticia que trae el Evangelio es entendida solamente bajo el transfondo de una mala noticia, y esto es lo que la ley hace. La ley hace relevante en el corazón y vida del individuo la terrible condición en que se encuentra. Es en este transfondo que el Evangelio son Buenas Nuevas. El Evangelio es entendido solamente cuando vemos el triste estado de nuestra alma. No podemos predicar un evangelio a medias, o tendrás “cristianos a medias” o falso convertidos.

Te dejo con estas palabras de algunos hombres sabios que proclamaron el Evangelio poderosamente y con gracia,

"No creo que ningún hombre pueda predicar el Evangelio que no predica la Ley... Si los hombres no entienden la Ley, no se sentirán pecadores. Y si no son pecadores conscientes, nunca estimarán la ofrenda por el pecado. No se puede sanar a un hombre hasta que la Ley le haya herido, ni vivificarlo hasta que la Ley le haya matado." (Charles Spurgeon)

“Es un gran error darle a un hombre que no tiene ninguna convicción de pecado, ciertos pasajes que jamás fueron diseñados para él. Lo que necesita es la Ley… No le ofrezcas el consuelo del evangelio mientras no haya visto su culpabilidad delante de Dios y esté convencido de ello. Tenemos que dar suficiente Ley para eliminar toda justicia propia. Compadezco al hombre que predica sólo un lado de la verdad –siempre el evangelio, y nunca la Ley."(D.L Moody)

“Antes de que puedas hablar paz a tu corazón, debes primero ver, sentir, llorar y lamentar por tu transgresión real en contra de la ley de Dios.” (George Whitefield)

“Hay que predicar la ley a pecadores que piensan ser justos. Debemos tener cuidado de sanar antes de ver los pecadores heridos, no sea que digamos, “Paz, paz”, y no hay paz. Pecadores cómodos deben oír los truenos del Monte Sinaí, antes de llevarlos al Monte Sión. Temo que los que nunca predican la Ley no son hábiles en dar a entender las buenas nuevas del evangelio."(George Whitefield)

"No hay ninguna manera para venir a ese conocimiento del pecado que es necesario para el arrepentimiento, sino por comparar nuestras vidas y corazones por la Ley." (Matthew Henry)

“ Los hombres nunca vendrán a Jesús, y nunca permanecerán en Jesús, y vivirán por Jesús, al menos que realmente sepan por qué vinieron a Él y cuál es su necesidad. Aquéllos a los que el Espíritu de Dios lleva a Jesús son aquéllos que han sido convencidos por el Espíritu Santo de pecado. Sin esto, la persona puede parecer venir a Jesús por un tiempo, pero pronto dejarán a Dios y volverán al mundo.” (JC Ryle)

“El hombre que no conoce la escencia de la ley, no puede conocer la escencia del pecado.” (John Bunyan)

“La ignorancia de la naturaleza y del diseño de la ley es la base de los errores religiosos más grandes.” (Isaac Newton)

“La única manera de saber si estamos en pecado es a través del conocimiento de Su ley moral.” (Jonathan Edwards)

“El primer deber de un predicador del Evangelio es declarar la ley de Dios y mostrar la naturaleza del pecado.” (Martín Lutero)

La inmensidad de Su gracia y misericordia solamente pueden ser entendidas cuando sabemos cuán pecadores somos. Y esto es el trabajo del Espíritu de Dios a través del ayo de la ley. Así es como el peso del sacrificio de Cristo en la cruz tiene sentido. El saber que no podemos cumplir la ley de Dios nos revela que salvación es por gracia y no por las obras de la ley. Que es solamente a través de Cristo y Su obra redentora en la cruz que somos salvos y esto es un regalo de Dios que se cree por fe.
Recuerda el pecado es transgresión de la ley y esto es iniquidad.Y de esto nos convence el Santo Espíritu. Y es necesario que el Evangelio completo sea PROCLAMADO sin borrar partes de este. La PROCLAMACION del evangelio no es una invitación a un peregrinaje con Cristo. Es la proclamación de Salvación en Cristo con todo lo que esto implica, sea ofensivo o piedra de tropiezo, o necedad o ya sea poder de Dios al oyente. No hagamos liviano el costo de la Sangre de Cristo. No te justifiques con que es una generación post-moderna a la que estás hablando. La naturaleza humana no ha cambiado, sigue siendo la misma desde el principio. Así como nuestro sí debe ser sí y nuestro no debe ser no, no debe haber ambiguedades en el lenguaje del Evangelio.